lunes, 5 de agosto de 2013

outsider

"..SOMOS PARTISANOS ROJOS Y FUSILAMOS A LOS DESERTORES" 

 Cuatro meses sin traer tema alguno denotan algo, porque hechos que comentar pasan, pero como uno no tiene obligación profesional de tener que hablar y cobrar por ello puede permitirse el silencio, fruto no de la indolencia o de la haraganería sino del hastío de la cosa pública, de la nación, del Estado , y de todo lo que huela a institucional. Se podría decir que he DESERTADO.Siempre me impresionó aquella expresión cuando a la fuerza se reclutó al dotor Zhivago, claro que mi deserción es sólo de sentimiento y formalmente sigo en la brecha sin más ilusión que cumplir con mi trabajo sin reconocimiento ni agradecimiento alguno sino todo lo contrario: además fastidia más mi continuidad que una eventual y justificada huida.Ya hace un año arrié la bandera en mi casa, e izé la que me ha dado más alegría y reconocimiento; en realidad la desilusión empezó ya hace 32 años hasta llegar a hoy en que soy irrecuperable en mi desafección y lo que es peor en mi odio. Ya sé que eso perjudica al que lo padece, pero la mansedumbre aquí sería propia de borrego sacrificado. Por otro lado es muy díficil que en tu vida particular no afecte una carrera estrellada después de 32 años de dedicación a la cosa .Junto a la percepción de marginalidad y de sociopatía que es tolerable y no es nada nuevo para quien es feliz con cierto aislamiento, hay otra percepción más demoledora para la persona, que es la del complejo de inferioridad, porque si el sistema te margina será porque vales poco o nada,o en el mejor de los casos porque no encajas, y maximizando la desafección uno ya no siente que encaje más allá de su casa o del agua de mar sobre la que me deslizo,y de la novela pasada de moda que estoy leyendo todo lo demás son escenarios hostiles y habitados, con testigos eventuales de tus desgracias que aunque amigos prefieres por vergüenza evitar.