.....los fiscales de librea y los efectos colaterales de estar al servicio de la Corona con ministro de Gracia y Justicia más ayo que ministro: Cierto que en una jerga tradicional más propia del Ancien Regime se podría hablar de ministro de Su Majestad. Pero hoy quien actua más al servicio de S.M. que al servicio del pueblo soberano, ni comprende su papel ni se da cuenta del error de que el capote que pretende echar a la Corona más que apoyo es piedra que desfonda y desacredita la causa o coartada monárquica.
El asunto de la Infanta Cristina no sólo está socavando la monarquía sino que quita la careta de gobernantes más apegados a los oropeles regios que a la causa del pueblo.Además ha producido un efecto colateral increíble en el cambio doctrinal de las normas procesales, cuando tipos doctos en leyes o en todo caso leídos han venido exigiendo pruebas incriminatorias y no meros indicios para la comparecencia y declaración en el ámbito penal de una persona, en este caso la Infanta. La comparecencia de alguien como testigo o imputado no precisa honda motivación, sino la mera sospecha de que algo puede tener que decir, y es obvio que para la Infanta la declaración , mas que necesaria, no ha podido ser en ningún momento como simple testigo, no solo por ella sino por su marido. Todos los lacayos que abanderaron su incomparecencia ahora no tienen argumentos cuando ella en un acto de cinismo dice que quiere declarar voluntariamente. Voluntariamente sería si no la hubiesen citado.Pero toda la Corte de indeseables como no pueden seguir con la patraña de no comparecer siguen arremetiendo pro causa borbónica contra el juez instructor . Y los fiscales que más que toga debieran llevar librea no necesitan recibir ordenes, saben como agradar a la Real Casa y al visir Gallardón, el cual parece deber aspirar más que a ocupar un sillon en una compañia eléctrica a razón de un millón de euros al año, a obtener un título del reino,o ¿acaso no se ha dado un marquesado al jefe de los que pegan patadas a un balón y corren tras él? Había un Marqués de Las Marismas del Guadalquivir pero ya tengo un buen título nuevo a conceder:Marqués del Fango o Conde del Enjuague.
Entre la guillotina de María Antonieta y el paseíllo y arco detector de metales para entrar al Juzgado veo un grado muy alto de avance humanitario. El pueblo ya no pide sangre, solo pide bajar la liviana cuesta a pie. Los otrora guillotinados son los que no se dan cuenta de nada, y sus visires tampoco.