lunes, 21 de diciembre de 2009

19 La lenidad con el turista sátiro





Dejando a un lado el turismo erótico o que es el de no pago, es decir el que se supone de encuentros libres y más o menos igualitarios, y que quedaría al margen de nuestro comentario. Lo llamativo del turismo sexual y en especial el practicado con menores que sería decididamente criminal, es la poca determinación o eficacia de los poderes públicos españoles en reprimir estas conductas con los instrumentos legales y policiales al alcance, y la gandulería en establecer una norma penal clara que permita una eficaz represión de las conductas y por tanto su prevención.
He de confesar que cuando he tenido la ocurrencia de echar un vistazo a la materia, al día de hoy creía yo que el tema estaba ya regulado en el Código Penal y que sólo se trataba de aplicar la ley y encausar a los turistas que se lograse descubrir, mi sorpresa es que se sigue igual que hace más de 4 años cuando parecía que se anunciaban medidas eficaces.
En enero de 2007 se dio a conocer un estudio encargado por UNICEF España a la empresa APPEND, y que era el primero en el país sobre el turismo sexual infantil, el cual se rechaza contundentemente por los encuestados, que en un 85% de las 1200 personas entrevistadas son partidarios de penas de cárcel.


Llama mucho la atención y parece una contradicción que el rechazo sea tan contundente y la práctica tan extendida, hasta el punto de estar España nuevamente en otro ranking de inmundicias de los varios en que también vamos destacados y que ahora no vienen a cuento. En el que ahora comentamos estamos entre los cinco países más consumidores de estos vicios. Seguramente alguno de los soliviantados detractores también hayan formado parte alguna vez de las expediciones de sátiros babosos; lo que antropológicamente tiene el interés de como el cambio de escenario geográfico, cultural y racial puede provocar una liberación de los resortes morales de contención de las pasiones ocultas, que en casa están reprimidas y controladas pero fuera no, y no sólo por temor al castigo más efectivo si se practica en casa, sino porque tal vez lo que también subyace en el consumidor de turismo sexual infantil, es que la joven menor exótica no es equiparable a la de tu propio país, la cuestión resulta escabrosa pero en muchos casos será así, resultando de una sordidez estremecedora, para lo que no caben tranquilizadores de conciencia sobre que allí se permite, la chica ya es mujercita o que a esa edad tiene ya vida laboral activa.
El apartado 4 del artículo 23 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, extiende la competencia jurisdiccional española al conocimiento de los hechos cometidos, tanto por españoles como por extranjeros, fuera del territorio nacional, susceptibles de tipificarse, según la ley penal española, como delitos relativos a la prostitución y los de corrupción de menores o incapaces. Este precepto bastaba para perseguir penalmente a nuestros turistas sexuales cuando vuelven a casa, y que sea un problema de prueba no ha de ser óbice de indolencia e inacción procesal o policial. Lo que veo es que desde junio de 2005 ya se utiliza en el Congreso de los Diputados en pregunta parlamentaria la expresión turismo sexual infantil, sin que se haya ensumariado a nadie por esos hechos, y si se ha hecho, debiera darse la publicidad necesaria para que se espanten los potenciales clientes. Claro que tampoco extraña la falta de celo, en este caso de la Audiencia Nacional, más interesada en localizar tumbas y perseguir al dictador muerto que en reparar el honor de niñas tercermundistas sodomizadas por compatriotas vivos y actuales, que viven y trabajan entre nosotros.
La pregunta tuvo su respuesta escrita el 22 de septiembre de ese año, no cansaré trayéndola aquí entera pero vale la pena leerla para ver como se puede ser tan ineficaz a pesar de tanto organismo policial nacional, internacional y tanta zarandaja, y buenas intenciones.


Como la ineficacia debía ser alarmante, en febrero de 2007 una diputada popular formula al Gobierno una pregunta muy elaborada aunque también ilusa sobre el estado de la cuestión, entresaco algunas líneas interesantes para nuestra disciplina:
“Los viajes de turismo sexual, «una forma moderna de esclavitud para miles de niños y niñas», según conclusiones de UNICEF, afectan a 1,8 millones de menores. Concretamente en España, se considera algo muy frecuente y sin connotaciones de marginalidad para los países en vía de desarrollo y 35.000 españoles viajan cada año a Latinoamérica con este propósito.”......
“¿Qué medidas concretas contempla el Gobierno para apoyar las campañas de concienciación contra el tráfico de personas entre las compañías aéreas, cadenas hoteleras y agencias de viajes?
¿Qué medidas de sensibilización en la opinión pública, y más concretamente en la franja social más implicada, como son los varones entre cuarenta y sesenta años, realiza el Gobierno?
¿Piensa el Gobierno introducir cambios legislativos que endurezcan las penas de prisión para los usuarios de viajes sexuales?”.
La respuesta se dio el 12 de marzo y el calificativo que yo le pondría a todos esos buenos deseos es de medidas gaseosas. Las expresiones verbales de lo que hay que hacer son de risa, cuando todos sabemos en el caso del tráfico rodado cuales son las causas del drástico descenso de fallecidos en accidente, por aquello de que tranquilidad viene de tranca que diría un bruto. Entre las medidas se habla de formación de profesionales, concienciación de nuestra sociedad, colaboración con las agencias de viajes, acciones de sensibilización. Solo al final se menciona claramente lo único tangible: “proponer las modificaciones legislativas pertinentes para que se penalice de forma clara esas conductas delictivas contra los menores” Y así hasta hoy.

2 comentarios:

  1. He querido buscar un comentario que hice en un foro de literatura que titulaba "Cuando la trama hiere la sensibilidad", y en el que cargaba contra las tramas de ciertas novelas cuyos episodios llevados a escena o cine sería una cinta pedófila perseguible criminalmente.
    La novela era "El amor en tiempos del cólera" de García Márquez en la que explicitamente un hombre mayor tiene relaciones con una escolar. A lo que se ve el cine ha adaptado el guión para poder ser permisible, y la relación son los recuerdos de un adulto con una niña cuando también era niño el varón.
    En la pintura pasaría lo mismo que en la literatura; he colocado hoy dos obras de Balthasar Klossowski de Rola, y las había más escabrosas.
    No obstante el problema de la pintura es más espinoso que el de la literatura, pues esta es o puede ser pura ficción, pero el de la pintura choca con la colaboración de la modelo del artista cuyo posado no puede escapar a una relación poco permisible aunque en el mejor de los casos solo se trate de VOYEURISMO de la menor.

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